lunes, 19 de mayo de 2014

Capítulo 69. SEGUNDA TEMPORADA.

Narra Liam

Comenzó a sonar la música que le daba entrada a Sophia. Me giré rápidamente y la vi, con un vestido precioso, palabra de honor y con adornos plateados en la parte superior. El velo era larguísimo. Y ella hermosa. Venía del brazo de Zayn.
Una vez llegó hasta mi, Zayn me dió un abrazo y se fue a sentarse con Amber.
—Eres la novia más guapa del mundo. —Dije.
—Si, ya lo sé. —Dijo riendo. —Tenía que estar a la altura del novio...
Me agarró del brazo y caminamos hasta quedar frente al cura. La verdad, pensé que este hombre no se callaria nunca. Me pensé varias veces lo de meterle un calcetín en la boca.
Varios lustros después, los padrinos y testigos firmaron y aquel hombre dijo lo que yo estaba deseando de escuchar.
—Liam James Payne, ¿aceptas como esposa a Sophia Lucie Horan para amarla durante el resto de tu vida?
—Si.—Dije poniéndole el anillo a Sophia.
—Sophia Lucie Horan, ¿aceptas como esposo a Liam James Payne para amarlo durante el resto de tu vida?
—Si. —Respondio sonriendo e imitó mi acción.
—Yo es declaro marido y mujer, puede besar a la... Si, lo que está haciendo. —Dijo, ya que nisiquiera le dejé acabar la frase cuando la besé.
Todo el mundo estalló en aplausos y hurras.
—Eres mía. —Dije.
—Y tú eres mío.
—Felicidades chicos. —Dijo Niall.
Estuvimos recibiendo las felicitaciones de todos durante un buen rato. Más tarde, después de que nos bañaran en pétalos de rosa y arroz blanco, nos montamos en el coche. La celebración será en el jardín de la casa Styles, que es como una cuarta parte de Central Park.

Narra Harry

—Todo a salido bastante bien, ¿verdad? —Dijo Babi.
—Pues sí. Ha sido una boda hermosa, y aún queda lo mejor. —Levante ambas cejas.
—Ni se te ocurra beber, después quién te aguanta.
—Tendrás que aguantarme tú. —La besé rápidamente y bajé las escaleras de casa. Ya todos estaban en el jardín.
Iba caminando tan tranquilo cuando, a lo lejos, junto a la piscina, ví una cabellera rubia que me resultaba muy familiar.
—Harry.
—Hola, Cara.
—¿No me digas que eres amigo de los novios? —Me besó la mejilla.
—Pues sí, esta es mi casa.
—Ah, no lo sabía, lo siento. —Dijo riendo. —Me invitó Liam, somos viejos amigos. ¿Y tu novia?
—Está dentro, saldrá en unos minutos.
—Reservame un baile. —Me guiño el ojo y se marchó.
Miré a mi alrededor, esperando que Babi no estuviera por ahí. Gracias a dios tuve suerte. Iba a buscar una cerveza cuando la ví salir al jardín. Se había dejado el pelo suelto, igual que en la boda de nuestros padres.
Una sonrisa se extendió en mi rostro al recordar aquello. Babi no me soportaba, y yo a ella tampoco mucho. Aunque creo que ya me gustaba.
Me saludó con la mano y yo le hice un gesto para que se acercara.
—Tú y tu manía de soltarte el pelo en las bodas. —Dije riendo y la besé.
—Me siento más cómoda así. —Miró mi cerveza. —¿Ya empezamos?
—Tengo que coger la pea lo antes posible, así se me pasará lo antes posible y tu y yo tendremos una noche de bodas entretenida.
—Uno, no hace falta que te cojas ninguna "pea". Dos, no nos hemos casado, con que no es nuestra noche de bodas.
—¿Tres?
—No hay tres. No te pases con el alchol. —Miro a la pista de baile improvisada. —Quiero bailar, vamos.

Narra Zayn

Esto de ser padrino es agotador. Lo único que me apetecía era llevarme a casa a Amber y comermela. Ese vestido y ese cuerpo no pueden ser legales. Cuándo porfin pude quitarme de encima a varios pesados, comencé a buscarla entre la gente.
En la pista sólo estaban Liam y Sophia, comiéndose la boca, literalmente. También estaban Harry y Babi, bailando más tranquilamente.
En el mini bar estaban Lou y Niall, y más a la derecha las chicas, entre ellas Amber.
Caminé hasta allí con paso firme. La cogí en brazos y la besé.
—¿Que haces? Bajame anda. —Dijo riendo.
—A esto me refería yo. Amber, Babi y Sophia tienen suerte, sus chicos son románticos. Los nuestros.. Enfin. —Dijo Alice señalando a Lou y Niall, que discutian sobre fútbol.
—Tampoco será para tanto. —Dijo Amber.
—Hacerles ojitos, en cuestion de segundos los tendreis comiendo de vuestra mano. —Les aconseje. —Si me disculpan, señoritas. —Le di una vuelta a Amber y me la llevé de la mano.
—¿A donde vamos?
—¿A donde quieres ir?
—No me importa, si tú vienes conmigo.
—Entonces no tienes de que preocuparte. —Le besé la punta de la nariz.

(...)

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