lunes, 5 de mayo de 2014

Capítulo 60. SEGUNDA TEMPORADA.

Narra Sophia

Me di una ducha rápida y me puse un vestido corto, negro, ajustado y con la espalda descubierta. No sé que pretendía Liam pero más vale estar prevenida.
Me maquille lo justo y necesario y bajé. Para entonces, Liam estaba esperándome en la entrada, con un traje negro que moldeaba perfectamente sus abdominales/bíceps. Todo un dios.
—Wow. —Fue lo único que dijo, aunque su expresión ya hablaba por si sola.
—Anda, vámonos.
Nos montamos en el coche y marchamos. Liam me llevó a un restaurante italiano justo en el centro de LA. 
—¿Por qué tanto glamour? —Pregunté.
—Porque es una ocasión especial. —Se limitó a contestar y tiró de mi hasta el interior. Lo notaba nervioso.
Un camarero nos recibió y nos guió hasta la mesa. Estuvo cuchicheando algo con Liam durante unos minutos. Él asintió y se fue.
—¿Y bien? ¿Vas a decirme el porque de esta repentina salida?
—Si, pero aún no.
—¿Cuándo entonces?
El mismo camarero de antes se acercó a la mesa, con una bandeja de colinavos. 
—Enseguida traemos la carta.—Dijo y se marchó de nuevo.
—¿No quieres uno?
—No, la verdad. —Respondí.
—Vamos, están buenos.
—No me apetece comer pan antes de cenar.
—¿Y durante la cena? —Dijo mirándome nervioso.
—Puede ser. ¿Podrías centrarte? Te noto ausente, distraído. Dime que te pasa anda.
—No me pasa nada... ¿Sabes? A mi si que me apetece un piquito de estos.
—No son piquitos Liam.—Rode los ojos.
—Como se llamen. —Cogió uno y se lo comió mientras miraba disimuladamente a los demás. —No es posible.
—¿Que no es posible?
—Nada. —Dijo sacando uno por uno los colinavos.
—Liam, deja de hacer eso.
—Se ha confundido de bandeja... —Gruñó.
—Liam. —Chasquee los dedos, pero seguía ausente. —Cuando decidas hacerme caso me lo dices, paso de estar así contigo. —Me levanté y caminé hasta la salida.
—Espera. —Le oí decir.
—¿Que pasa ahora?
—Que... —Se pasó la mano por el pelo. —Que soy idiota. Te he traído aquí para decirte algo importante y... Lo estoy arruinando todo. —Dijo delante de todo el restaurante.
—Liam...
—No, déjame hablar. Te he traído aquí para pedirte matrimonio y voy yo, con todos mis cojones y pierdo el anillo. Iba a ponertelo en uno de esos piquitos largos, para que tu te lo encontraras fortuitamente...
—Son colinavos, señor. —Dijo el camarero.
—Me la sopla lo que sea. La cuestión es que... Sophia Horan. —Se arrodilló frente a mi. —¿Quieres casarte conmigo? Aunque no tenga una maldito anillo para darte.
Estaba en shock. No sabía que hacer, si besarlo o reirme por lo estúpido que era. ¿Enserio había montado todo esto para pedirme matrimonio?
—Si, quiero. —Dije riendo y lo abracé.
—Creo que he encontrado el anillo. —Dijo un señor al fondo del restaurante.
—Menos mal, me ha costado 2000$ —Dijo.
—Ya entiendo porque estabas tan mal, a ti lo que te escuece es el dinero, campeón. —Dije.
—Bueno, si. Eso y la posibilidad de que dijeras que no. —Cogió el anillo.
—Creo que deberías lavarlo, ya que ha estado de excursión en la boca de ese hombre. —Me reí.
—Aggh.

Narra Amber

Ya casi era la hora de dormir. Estaba con Eiza en la habitación, jugando. Ella señaló un bote de colonia. Era el que Logan le había regalado a Zayn, y el lo odiaba, asinque... Supongo que daba igual si se rompía jugando... ¿No?
Cogí la caja y se la entregué a Eiza. Ella se encargó de abrirla. Sacó un pequeño estuche del interior. Lo miré extrañada y lo abrí. Era un precioso anillo de diamantes.
—Hola princhecha. —Dijo Zayn entrando en la habitación. Se acababa de duchar y solamente traía una toalla alrededor de la cintura. Cogió a Eiza en brazos y le hizo pedorretas en la barriga.
—Zayn... ¿Que se supone que es esto? —Le mostré el anillo. Se le puso la cara de todos los colores.
—Eh... Yo no... Creo que me está sonando el teléfono.
—Tu teléfono está en la mesilla. —Me cruce de brazos. —Habla.

(...)

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