jueves, 8 de mayo de 2014

Capítulo 63. SEGUNDA TEMPORADA.

Narra Babi

Iba entretenida con las chicas. Habíamos comprado miles de cosas y llevábamos un montón de bolsas en mano. Decidimos que sería mejor para la salud de nuestros brazos parar un rato y comer algo. Bajabamos por las escaleras mecánicas cuándo vimos a cuatro chicos pasearse con aires de superioridad. Todos y cada uno de ellos llevaban gafas de sol.
—Adivinar quienes son. —Dije.
—No pueden quedarse solos ni un día. —Dijo Sophia.
—Vayamos con ellos, extraño a Niall. —Soltó Alice.
—Tarde de chicas. —Recordó Sophia.
—¿Y que vamos a hacer? ¿Permitir que se paseen por todo el centro comercial? ¿Atrayendo la atención de todas las chicas? —Cuestionó Amber.
—Tienes razón. —Dije.
—Pero tengo hambre. —Se quejó Sophia.
—Yo también. —Dijo Alice. —Vayamos primero a comer.
—Ir tirando, voy a ver a Harry.
Las chicas asintieron y se marcharon. Yo caminé sigilosamente hasta quedar frente a la espalda de Harry.
—Hola guapo, ¿tienes novia?—Dije poniendo un acento indú.
—La verdad s... —Dijo girandose. Sonrió al ver de quién se trataba aquella "misteriosa chica". —Umm no, no tengo. ¿Por qué? —Se quitó las
gafas y puso una sonrisa irresistible.
—Pensé que quizás te apetecería salir algún día de estos, o alguna noche. —Dije haciendo pequeños tirabuzones en mi pelo.
—Cuenta con ello preciosa. —Me guiño el ojo. Le agarre por el cuello de la camisa y lo besé. —Eres rápida, me gusta.
—Enserio. —Dije riendo. —¿Que hacéis aquí? Pensé que estaríais en casa de Liam.
—Lo cierto es que no nos fiamos de ningúno de los chicos que hay en el centro comercial. Veníamos a daros una sorpresa. Y a ver que estabais haciendo.
—¿Y que pensabais que os ibais a encontrar?
—Yo tenía la esperanza de encontrarte en algún probador de una tienda de lencería pero ese es un sueño frustrado.
—Harry. —Le di un golpe. —Ni tan frustrado. —Me reí.
—Deberíamos hacerlo realidad...
—Yo lo haría pero muerdo del hambre.
—¿Muerdes? —Dijo sonriendo. Se acercó a mis labios y rozó el inferior lentamente. Fuí a darle un mordisco pero él se me adelantó.
—Ey. —Me queje. Styles soltó una risilla.
—¿Dónde quieres comer? —Cogió las bolsas con su mano derecha y me agarró de la cintura con la izquerda.
—Las chicas están en aquél italiano. Avisa a los chicos y vamos para allá.
—Ellos decían de ir al burguer king, espero que no estén allí ya. —Dijo y apartó su mano de mi para coger el teléfono. Tecleó unas cuantas palabras en él y volvió a guardarse el móvil. —Ya vienen.
—¿Por qué gafas de sol? —Pregunté levantado una ceja.
—Para parecer malotes.
—Ya sois malotes. —Agarré su brazo.
—No quieras saber cuanto nena. —Dijo y yo me reí.
—Tú y tu doble sentido.

Narra Amber

Alice y yo cogimos mesa mientras que Sophia se encargó de pedir las bebidas. Alguien me tapó los ojos sin previo aviso.
—¿Quién soy? —Dijo alguien finjiendo voz aguda.
Sus manos eran grandes, suaves pero con un toque rasposo. Unas manos de hombre.
—¿Josh? —Me hice la tonta.
—Zayn. —Gruñó y se sentó a mi lado.
—Anda, Zayn, no me había dado cuenta de que eras tú. Lo siento. —Sarcasmo, sarcasmo, sarcasmo. Él hizo una mueca y se removió en el asiento. Corto, corto, corto.  —Recuérdame que luego te de una clase sobre que es el sarcasmo.
—Me molesta que aún te acuerdes de ese tío. —Dijo mirando la mesa.
—No quiero discutir, y menos aquí.
Miré a mi alrededor, ya todos estaban sentados junto a nosotros, hablando animadamente. Ni siquiera los ví llegar.
—Yo tampoco quería discutir.
Le lancé una mirada asesina y él me la respondió.
—Eres como un bebé. Bueno, no, no eres como un bebé, tú hija es más madura que tú. —Dije mirándome las uñas.
—¿Tu hubiera gustado el que te hubiera nombrado a Perrie?
—Eso es diferente. Yo no te dejé tirado para casarme con Josh. Tú sí.
—¿Enserio quieres hacer esto?
—Tú has empezado. —Me encogi de hombros.
—Mira, Amber... —Soltó un suspiro. —Mejor dejémoslo estar.
—No, hablemos. Hablar es bueno, ¿verdad?
—Está bien, hablemos. ¿Quieres que te diga lo que pienso? Después de todo puede que no haya sido tan buena idea lo de ese anillo. —Dijo Zayn y se puso en pie. Todos en el restaurante se giraron a vernos.
—¿Sabes qué? Tienes razón. —Me lo quité y lo puse sobre la mesa. —Quizás quieras terminar lo que empezaste hace dos años. Lo de casarte con Perrie, digo. Puedes dárselo a ella.
—Puede que si que quiera.
—Bien, eres libre, hazlo, si es que no vuelves a arrepentirte como un cobarde. —Cogí mis cosas y salí de allí.

(...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario