Narra Amber
Abrí los ojos. La ciudad de Los Ángeles se dejó ver al completo ante mi. Zayn me había llevado al cartel de "Hollywood", y allí estábamos, dormidos en el capó del coche, aún con la ropa del día anterior.
Me dolían todos los huesos del cuerpo. Me bajé y me estire al mismo tiempo que contemplaba el hermoso paisaje.
—¿Cuanto tiempo llevas despierta? —Preguntó Zayn frotándose los ojos.
—Apenas unos minutos. Esto es precioso Zayn.
—Ya lo creo. —Estiró el brazo y me atrajo hasta el. —Ese vestido es... —Se mordió el labio, y comprendí perfectamente a que se refería.
—Esos labios son... —Dije sonriendo.
—Este culo es... —Me dió un tortazo.
—Malik, ya, te pasas. —Dije riendome.
—Lo sé. —Me besó la palma de la mano. —Eres consciente de que Eiza lleva casi 24 horas con tu primo, ¿verdad?
—Suerte que Zack y Mike están por allí, que sino...
—Quizás no sea una suerte. Envenenaran a mi hija en mi contra. Logan al menos... Me... Respeta.
—En el fondo te quieren. Logan también. Ellos quieren lo que yo quiero asinque... —Me encogi de hombros.
Sin decir nada, me abrazó, y yo le correspondi. Acaricie su pelo oscuro suavemente. Noté como se le erizaba el bello.
—Te encanta que te acaricien.
—Las caricias no me sirven de nada si no me las das tú. —Susurró en mi oído.
—Pero que poético que eres.
—Lo sé, una de mis facetas. —Dijo sonriendo. —Vamos anda. —Me besó y entramos en el coche.
Recogimos a Eiza en mi antigua casa y nos fuimos a descansar un rato.
Lo primero que hice al llegar fué darme una ducha. Me puse una sudadera de Zayn, unos shorts y bajé al salón. Zayn estaba adormilado en el salón, con la niña en brazos.
—Cariño, puedes ir a ducharte, yo me quedo con Eiza. —Le susurre.
—Toma. —Me la entregó, besó mi frente y caminó lentamente hasta las escaleras. Estaba completamente agotado, y yo también.
Dejé a Eiza en la mini cuna y fuí a hacer algo de comer.
Preparé unas hamburguesas, la verdad, no tenía ganas de hacer algo más complejo. Escuché como unos pasos se acercaban.
—Huele bien.—Dijo Zayn.
—No me he matado preparando la comida pero al menos quitan el hambre. —Le entregué una.
—Muchas gracias amor.
—¿Has hablado con Liam y Sophia?
—No, aquí son las dos de la tarde por lo que en Sidney son doce horas más, deben de estar agotados asinque he decidido esperar a que llamen ellos.
—Sidney... ¿A donde iremos de luna de miel? —Dije emocionada.
—Como muy lejos a la casa de Harry en la playa, tengo muy buenos recuerdos de aquel día. —Me guiño el ojo.
—Enserio. Estaba pensando algo como París, la cuidad del amor.
—Y yo estaba pensando en algo como Nueva Jersey, la ciudad barata.
—Zayn. —Le regañe. —Se supone que esos días serán recordados como los mejores de nuestras vidas.
—Lo siento, esos puestos ya están cogidos. Los mejores días de mi vida fueron cuando te conocí y cuándo nació mi niña.
—Supongo que tenemos tiempo para decidirlo.
—Amber, no sé porque te preocupas tanto. Sabes que cuándo lleguemos a la cama, me beses el cuello y hagas tu magia caeré rendido a tus pies y haré lo que me pidas. Una vez recupere la cordura, me daré cuenta de que lo que me has pedido me costará un ojo de la cara pero será demasiado tarde asinque. —Se encogió de hombros.
—Tienes razón. —Me senté sobre sus piernas. —Quizás... Debería empezar a convencerte.
—Quizás. —Susurro sobre mis labios.
Narra Babi
Me despertó el sonido de mi móvil. Tanteé la mesilla y lo cogí. Era un mensaje de la compañía orange. Putos panchitos, no tienen otra hora mejor para dar por saco.
Dejé el teléfono en su lugar y me acomode para continuar durmiendo. Note la ausencia de algo en la cama, más bien de alguien. Harry no estaba.
Alomejor recuerda lo que pasó ayer y no se ha atrevido a enfrentarme.
Me levanté de la cama y fuí al baño. La ducha estaba encendida.
—Buenos días. —Dijo Harry.
—Hola. —Cogí mi cepillo de dientes.
—Creo que podría hacerte un hueco aquí. —Dijo con segundas.
—No, gracias. Me duele la cabeza, prefiero esperar.
—¿La cabeza? ¿Hablas enserio? —Asentí. —Como quieras. —Cerró la mampara de la ducha con cierta violencia. Que se enfade si le da la gana, yo tengo más derecho que él a estar molesta.
Terminé de cepillarme los dientes y fuí a ducharme al baño principal. Tampoco era plan de estar esperándole todo el día.
Me puse unos jeans ajustados, una camiseta básica celeste, de manga corta y unas vans del mismo color.
Bajaba las escaleras cuándo noté un dolor muy fuerte. Me apoyé en la barandilla.
—Ahora no. —Dije, sospechando cuál podría ser la causa de ese mareo.
—¿Babi? ¿Estás bien? —Preguntó Harry.
—Perfectamente. —Caminé como pude hasta el salón. No quería verlo, ni oírlo. Ni siquiera olerlo.
—Te veo pálida, mareada. Déjame ayudarte. —Me sujetó delicadamente por la cintura.
—No necesito tu ayuda. Sueltame.
—¿Te pasa algo conmigo?
—Lo cierto es que si. —Dije cansada de toda esta situación.
—¿Qué?
—No quiero hablar de eso ahora. —Intenté zafarme de el, cosa que no conseguí.
—Pero yo si, y vamos a hablar. Ya estoy harto. —Dijo en tono autoritario.
—No me chilles.
—No te he chillado, como tu dices. Estoy cansado de tus desprecios. Dime, ¿que le he hecho ahora a la señorita?
—Te has liado con tu ex, delante de ella. —Dije de lo más chula que pude. Harry se quedó blanco como el mármol. —¿No piensas negarlo ni nada?
—Lo cierto es que no me acuerdo...
—Claro, el señor no se acuerda. —Me quité sus manos de encima.
—Babi....
—¡No! Ni Babi ni hostias. ¿No te bastaba con una? Querías dos, ¿cierto? Para así demostrar lo machote que eres. Bien, tienes a dos mujeres muriéndose y peleándose por ti, ¿te sientes ya como un hombre? ¿O necesitas engañar a otra tonta más?—Me retiré una lágrima de la cara. —He perdido toda mi confianza en ti, y déjame decirte que era mucha, demasiada quizás.
—Yo te a...
—Ni lo digas, porque no te voy a creer. Has destrozado mi vida Harry Styles. Me largo de aquí, ya no quiero seguir más contigo. Vuelve con tu adorada Cara. Te odio. —Dije y subí las escaleras rápidamente.
Una vez llegué a la habitación, me dejé caer al suelo y comencé a llorar. Acababa de decir la mentira más grande de toda mi vida.
Recogí todas mis cosas y eché un vistazo a mi alrededor. Había sido tan feliz entre estas simples cuatro paredes... Y ahora soy la chica más infeliz del mundo. No sé si sería capaz de vivir sin Harry, y corriendo el riesgo de estar embarazada.
Bajé las escaleras lentamente. Harry no estaba en el salón. Le importaba una verdadera mierda lo que pasara conmigo.
En el fondo esperaba que al menos intentara detenerme.
Con toda la furia del mundo acumulada en mi interior, abrí la puerta de la calle. Mi furia cesó cuando ví a Harry frente a mi, de brazos cruzados.
—No te vas a ir. —Dijo.
—Puedes apostar que si. No quiero verte más.
—No sé que hice en esa fiesta. No sé si me enrollé con Cara o no. Lo único que sé es que la cagué y no quiero perderte por ello.
—Ya lo has hecho. Déjame en paz.
—Babi, no me dejes. —Se puso de rodillas frente a mi. —Si te vas yo no quiero seguir viviendo. No puedo vivir sin ti.
—¿Que quieres decir con eso?
—Lo sabes perfectamente. Eres lo único bueno de mi vida, la persona a la que más he amado y por la que lo daría absolutamente todo. Tu entendiste una luz en ls habitación oscura que era mi vida. Si te vas, la luz lo hará contigo y prefiero morirme antes de volver a una oscuridad mayor.
—Dices que si me voy te matas, ¿no? No vas a conseguir manipularme. Eres lo bastante mayorcito para saber lo que haces. Déjame irme, no quiero verte.
—Está bien. —Se hizo a un lado. —Lo único que te pido es que no olvides lo que una vez tuvimos. Los buenos momentos juntos. Ojalá pronto encuentres a alguien que pueda hacer lo que de ahora en adelante yo... —Hizo una pausa. —No podré. Nunca olvides que te amo. —Entró en la casa.
¿Acaso se acababa de despedir? Subí las maletas al coche y me quedé allí sentada. Harry puede ser muy impulsivo, sobretodo cuando bebe.
—Que no le pase nada. —Pedí. Tenía un nudo en el estómago.
Después de unos 15 minutos, decidí arrancar. Iba a hacerlo cuándo escuché una cristalera romperse.
Me bajé del coche rápidamente y corrí hasta el interior de la casa.
—¿Harry? —Lo llamé.
Fuí a la cocina. El ventanal del patio estaba roto, Harry tenía una mano llena de sangre y con la otra sujetaba una botella de whisky.
—Vete, no quiero que veas esto. —Dijo y le dió un buche a la botella. Tenía los ojos rojos e hinchados, en otras palabras; estaba llorando.
—Harry, para. Deja la botella.
—Te he dicho lo que voy a hacer Babi. No soy más que un puto bastardo. —Dijo tambaleandose de un lado a otro. Cogió un cuchillo del cajón. —Vete ya.
—No, no Harry, suelta eso.
— Lo haré, en cuanto te vallas.
—Ni hablar, sueltalo.
—No me dejas otra opción. Una vez más, lo siento. —Dijo y levantó el cuchillo para clavarselo a si mismo.
—¡No lo hagas! Porfavor. —Lo paré, ya no podía contener las lágrimas. —No me puedes dejar sola, estoy embarazada Harry. —Dije, y el cuchillo cayó al suelo. Harry se había quedado estático.
Me acerqué a él y lo abracé tan fuerte como pude, mientras lloraba desconsoladamente. Había estado a punto de perderlo, para siempre.
—Eres tonto, como has podido intentar esto siquiera. ¿No te das cuenta de que me haces más daño a mi que a ti? —Le reclame, y noté sus brazos apretarse en mi cintura, haciéndome sentir protegída.
—Tu me odias..
—Yo te amo pedazo de inútil. Más que a nada. —Dije llorando. ¿Que hubiera pasado si me hubiera marchado?
—Lo siento mi vida, de verdad, no quiero dañarte. —Me acaricio el pelo.
—No quiero que vuelvas a hacer esto nunca más. No quiero que te pase nada. Me volveria loca. Porfavor. —Hundi mi cara en su cuello, aún con un nudo en la garganta y sin poder parar de llorar.
(...)