Narra Amber
La niña me despertó. Miré la hora, las siete de la mañana. Me levanté de la cama y la tomé en brazos. No había dormido demasiado bien. Me hubiera gustado que Malik se hubiera quedado conmigo, pero, como siempre, su honor de macho alfa peligraria si se mostrara débil ante mi hermano. Valla dos cabezotas.
Una vez terminé de alimentar a Eiza, volví a dejarla en la cuna y me acosté, pero no para dormir. Estaba segura de que no podría conciliar el sueño.
Aún desde la cama, miré a través del gran ventanal. Las luces de los rascacielos se veían tenues. El sol empezaba a amenazar con hacerse presente.
Me levanté y salí a la azotea. Llevo un año en Los Ángeles y ni siquiera he ido a los lugares más transitados.
Tras las casas de este pequeño barrio al este de Los Ángeles, la gente camina rápidamente a través de las avenidas, con sus maletines, vendiendo algún que otro periodico... De repente siento ganas de ser una de esas personas. Todo parece tan... Tan hermoso desde aquí.
Veo los faros de un coche entrar en la calle. Se para frente a mi casa y un chico se baja de él, Zayn.
—¿Estás despierta? —Pregunta sorprendido.
—Sube. —Susurro-ordeno.
El me dedica una sonrisa y comienza a gatear hasta llegar frente a mi.
—¿Que hacías aquí?
—Me he despertado temprano. ¿Por qué has venido a estas horas?
—Quería amanecer contigo. —Me besó.
Le abrace fuertemente y clave mi cara en su cuello. Cuanto lo he extrañado. Ese olor a hombre, a perfume y... Y a Zayn. Es el más exquisito del mundo.
—Podemos ver el amanecer. —Susurre frente a sus labios.
—Me encantaría. —Me abrazó desde la espalda y ambos clavamos nuestras miradas en el horizonte, adornado por los gigantes rascacielos. El clima era cálido, se sentía muy bien estar ahí y en los brazos de Zayn.
—He pensado que podríamos pasar la mañana en Ocean Drive. —Susurró en mi oído.
—¿Ocean Drive?—Asintió. —No lo sé, no quiero dejar sola a Eiza...
—Sólo será por unas horas, no le pasará nada amor.
—¿Y si llora? ¿Y si me necesita?
—Si llora Logan se encargará de ella. Si te-o nos- necesita volveremos como una bala, te lo prometo.
—No lo sé Zayn... ¿Podría ser al atardecer? Normalmente duerme plácidamente a esas horas.
—Bueno, como te venga mejor. —Besó mi hombro. —Quiero que vuelvas a casa, tenemos algo pendiente futura señora Malik.
Me giré y lo miré de frente. Su sonrisa era juguetona, demasiado. Me reí y pasé mis brazos por su cuello.
—Te necesito. —Dijo pegandome completamente a su cuerpo.
Ya veo porque me necesitas, ya.
—Esta usted muy... Activo esta mañana, señor Malik.
—No juegues conmigo preciosa.
—Me gusta jugar contigo. —Acaricie su suave pelo negro.
—Lo he notado. —Murmuró sobre mis labios. —Quiero hacerte el amor, ahora. —Gruño en mi oído. Me hizo enroscar mis piernas en su cintura y me llevó a la cama.
—Pero que mandon. —Me reí.
No contestó, simplemente se limitó a besarme ¿besarte o devorarte los labios?.
—Por muy tentadora que suene su oferta... No podemos.
—¿Por qué?
—Eiza, Logan, Zack, Mike. ¿Te parecen pocos los motivos?
—Dios Amber, me tienes desesperado. Vamos a casa.
—No, no podemos. Has esperado...
—Siete meses.
—Has esperado siete meses, puedes esperar unas cuantas horas, o unos cuantos días.
—No, no puedo. —Se mordió el labio. —De verdad, no sabes lo loco que me tienes. —Alzó las cejas—¿Y si nos damos un baño?
—¿Un baño?
—Estaría bien. Nos llevamos el Walki para asegurarnos de que la niña estará bien y ya está. —Volvió a cogerme en brazos.
—Está bien. —Rodé los ojos.
—¿Has vuelto a tomarte la píldora? No queremos que Eiza tenga un hermanito tan pronto.
—Si, tranquilo señor mandón.
(...)
Narra Babi
Iba bajando las escaleras de casa cuando sentí un mareo. Iba a caerme pero gracias a dios pude apoyarme en la barandilla antes de que eso pasara. Bajé dos escalones más y volví a aferrarme a la baranda. Sentía punzadas horribles en los ovarios.
No pude aguantar más, todo se volvió negro y yo caí al suelo, rodando por las escaleras.
Narra Harry
Llegué a casa con más ganas que nunca de estar con Babi, el día había sido agotador. Abrí la puerta y me encontré con algo escalofriante. Babi estaba tirada en el suelo, junto a las escaleras y dos charcos de sangre.
Me acerqué a ella en cuanto salí de mi trance. No daba en sí, asinque decidí que llevarla al hospital sería lo mejor, y así lo hice.
(...)
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