Narra Harry
Miré a aquella enfermera con ojos suplicantes. Ella tenía clavada la mirada en mi. No tenía ninguna expresión en la cara, lo que me ponía aún más nervioso.
—¿Y bien?—Pregunté.
—Compruébalo tu mismo. —Me entregó una carpeta. —Hemos detectado un pequeño bulto en el útero, perfectamente curable. —Dijo, mientras yo ojeaba aquellos papeles. —La paciente Bárbara tendrá que someterse una operación, para extirparlo. Es una operación sencilla, por láser, por lo que, en cuestión de estética su cuerpo quedará perfecto.
—¿Ocurriría algo si Babi se negara a operarse? —Pregunte.
—Ese pequeño bulto se convertirá en un verdadero cáncer. —Dijo, sin rodeos.
—Una vez extirpado, ¿es posible que vuelva a regenerarse?
—Las posibilidades son prácticamente nulas. —Se apoyó en la mesa sobre sus codos. Fruncio ligeramente el ceño y habló: —¿Alguna pregunta más?
—¿Podrá volver a quedarse embarazada? —Imite su acción.
—Sin ningún problema, el aborto se produjo de forma natural. La operación será... —Miró unos papeles. —Pasado mañana. Podrá abandonar el hospital dos dias después. ¿Se lo comunica usted o prefiere que seamos nosotros?
—Yo, yo se lo diré. ¿Algo más que deba saber?
—No, puede retirarse. La paciente no podrá recibir más visitas hasta la tarde-noche. Necesita descansar.
—De acuerdo...
Narra Amber
—Gracias a dios... —Dije después de escuchar a Zayn contándome lo ocurrido con Babi.
—Lo han detectado a tiempo, de haber esperado unos simples dias más las noticias hubieran sido otras...
—¿Y ella como está?
—Dormida, no recibe visitas. En un rato me iré a casa y volveré mañana. Aquí no hago gran cosa.
—Vale.
—¿Como está Eiza?
—Aquí conmigo, está durmiendo —Dije sonriendo.
—Está tranquila... ¿No?
—Si.
—Está bien. Nos vemos en un rato. Te amo.
—Yo más.
Colgué el teléfono y suspire aliviada, una preocupación menos. Sólo esperaba que las cosas se relajaran un poco, para así solamente tener que pensar en mi niña y en mi "niño".
¿Que pasará con nosotros? ¿Estaremos toda la vida siendo simplemente novios? ¿Aún existiendo Eiza? No voy a negar que me encantaría que Zayn me sorprendiera con un anillo de bodas pero seguramente eso ni está en sus planes.
Me di un baño, me puse unos shorts de hacer gimnasia y una de las camisetas de tirantes de Zayn. La tengo desde hace año y medio. Fue la primera que usé y he de admitir que me encanta y no se la voy a devolver, ya es mía.
Me tumbe en la cama y miré al techo. Malik, Malik, Malik, ¿es que no sabes pensar en otra cosa?
No puedo pensar en otra cosa.
Te ha lavado el cerebro.
Y el corazón, al parecer. No puedo evitar amarlo como lo amo, eso me frustra. Me da rabia saber que me tiene en sus manos, que si me llama, yo iré.
Pasada media hora, Zayn se presentó en mi casa. Me hizo recoger todas mis cosas y me puso una venda en los ojos.
—¿Segura de que no ves nada?
—Segurisima. —Confirme. El me guío hasta el coche. Me dió un beso corto en los labios y me dejó allí. Al poco tiempo noté como entraba y ponía en marcha el coche.
—¿Y Eiza? —Pregunté.
—Detrás, en el carrito. Relájate, todo está bien.
Yo simplemente asentí. Un rato después sentí el coche detenerse.
—¿Hemos llegado? —Pregunté.
—Si. —Se bajó del coche. Escuché la puerta abrirse y su mano sobre mi muslo. —Vamos, baja. —Susurro y me agarró la mano para ayudarme a ponerme en pie. —¿Lista? —Asentí.
Su respiración se trasladó a mi nuca. Dejó un suave beso en mi cuello y deshizo el lazo de aquella venda, la cual cayó al suelo, dejando frente a mi una preciosa casa.
—¿Y esto?—Pregunté boquiabierta.
—Bueno... Pensé que estaría bien tener nuestro propio espacio. Y me refiero a uno de verdad, no al depar. —Dijo riendo.
Miré a aquel maravilloso hombre con la sonrisa más estúpida que se puede tener y me tiré en sus brazos.
—Te ha debido de costar un ojo de la cara. —Lo regañe.
—Tengo los dos, ¿ves? —Se burló y yo le pegué. —Ah. Me han hecho un buen descuento, mi padre trabajó con este tipo asinque.. —Se encogió de hombros. Yo lo miré con desaprobación. —Sé lo que estás pensando y no me importa. Yo compré esta casa para ti y para mi hija, para que tuvierais un hogar, un techo... Y... Aquí está. Esto es vuestro. Y esto también. —Se señaló a sí mismo y yo reí.
—Eres la mejor persona del mundo Malik. No podría haber pedido un mejor padre para mi hija.
—Para tus hijos. Pienso tener cientos.
—Claaro, como tú no tienes que aguantar esos dolores infernales..
—Me hubiera gustado ver nacer a Eiza, haber estado contigo, haberte ayudado en todo lo posible...
—Lo siento.
—No lo sientas... Supongo que la culpa fue mía... —Me besó la mejilla y cogió a Eiza en brazos. —¿Que te parece si entramos?
—Vale. —Sonreí.
(...)